Después de que una tarde-noche infernal de lluvia, tormenta, viento y del empate peruano en el minuto 45, todo estábamos muerto, un frió interno rodeo a cada uno de los argentinos. El único que nos podía salvar era Palermo, y lo hizo de forma milagrosa en el ultimo segundo.
Un partidazo desde lo emocional, como se sufrio el segundo tiempo. Este partido tuvo todos los ingredientes: Tormenta, sufrimiento, empate a los 45, milagro a los 47.
Nos queda un partido mas para sufrir... veremos que pasa...
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